El siguiente artículo fue publicado en El Nuevo Díael 23 de octubre de 2012
Por Dr. Aurelio Mercado-Irizarry*
El 1ro. de febrero de 2008 se publicó en este diario un artículo de este autor alertando sobre el aumento en el nivel del mar y sus consecuencias nefastas para nuestras playas.
Cinco años y medio más tarde, se ha corroborado esa predicción. En los últimos meses hemos sido informados de que la isla de Palominito está desapareciendo, de cómo la playa del sector de Ocean Park “está siendo tragada por el mar” (Primera Hora, 3 de octubre de 2012), de cómo la playa de Córcega en Rincón se ha quedado sin arena después de la tormenta Isaac, de cómo la estación de la AEE a donde llega el cable que le suple electricidad a Vieques ya se encuentra literalmente en el agua y hay que moverla, y de muchísimas otras playas que están desapareciendo.
Aunque en algunos de los casos la playa trata de recuperarse, cuando se examinan fotos aéreas antiguas se puede observar claramente la crónica tendencia de achicamiento de las playas en la Isla.
Aunque es el ser humano la causa principal directa que más afecta las playas por varias razones, lo que ha pasado en el último par de meses debe de servir de alerta sobre el impacto de la subida en el nivel del mar. No es fácil predecir cuál será el impacto en una playa dada, debido a ese aumento.
Pero una regla sencilla, adoptada en muchos estudios (incluyendo las Naciones Unidas), nos dice que por cada unidad de aumento una playa de arena retrocede (se erosiona) por un factor mucho mayor que esa unidad de aumento en el nivel del mar.
Desproporcional
Ese factor se ha observado que puede variar entre aproximadamente 30 hasta 300. La ONU ha adoptado un valor de 100. Esto es, por cada metro que sube el nivel del mar se pierden 100 metros de playa. En otras palabras, lo que se pierde de playa es desproporcional a lo que sube el océano.
Debido a lo que se ha reseñado en la prensa, decidí acudir a la fuente oficial sobre el aumento en el nivel del mar alrededor de la Isla. Estos son los mareógrafos en la bahía de San Juan (funcionando desde 1962) y el de isla Magueyes (funcionando desde 1955). Y cuál fue mi sorpresa.
En Puerto Rico, salvo por pocas excepciones, el máximo del nivel del mar ocurre durante el mes de octubre de cada año.
Los últimos datos del nivel del mar promedio mensual que están hasta ahora disponibles en ambos mareógrafos son para el mes de septiembre, y estos muestran que en ambos mareógrafos se han roto récords históricos en la elevación del nivel promedio del mar: isla Magueyes 0.163 metros, San Juan 0.189 metros.
Debido a que faltan los datos de octubre del presente año, es de esperarse que este año se sobrepasen por mucho los récords históricos de promedios mensuales para la costa norte y sur.
Esto debe de estar relacionado con los récords en temperatura que hemos tenido en la Isla durante los últimos meses.
Ya que para el 2100 se espera cerca de un metro promedio global, estas cantidades no son descartables, y ya vemos los efectos.
Urgente
Todo esto apuntala la necesidad urgente de proteger las playas que nos quedan, prohibiendo la construcción cerca de la orilla actual, tema que es crucial que se incluya en cualquier plan de uso de terrenos.
Esto hay que hacerlo mediante la implantación de una línea de separación de construcción basada en criterios científicos, como se ha hecho y se está haciendo en muchísimos lugares del planeta. De no ser así, habrá que resignarse a un Puerto Rico sin playas mucho antes de lo esperado.
*El autor es profesor de Oceanografía en el RUM y colaborador del programa Sea Grant/UPR.
La isla de Culebra es, sin duda, uno de los lugares más extraordinarios de Puerto Rico. Sus hermosas playas de arena blanca y aguas cristalinas, paisajes espectaculares y abundante biodiversidad marina y terrestre la convierten en un verdadero paraíso. La vida de su habitantes – unas dos mil personas – está inexorablemente ligada a estos recursos naturales. Su sustento, por ejemplo, depende en gran medida de las actividades pesquera y turística.
En los pasados meses las agencias del Gobierno de Puerto Rico le dieron luz verde al desarrollo de más de 100 casas, dos paradores y otros desarrollos a ser construidos en un área aproximada de 100 cuerdas en Culebra. La construcción de este complejo residencial-turístico – denominado Villa Mi Terruño – amenaza con afectar adversamente la frágil infraestructura de la isla, así como sus valiosos arrecifes de coral, múltiples especies amenazadas y en peligro de extinción y algunos de los más espectaculares sistemas naturales y paisajes del Caribe.
Al presente, los casos impugnando las determinaciones de las agencias del gobierno que aprobaron el proyecto (la Junta de Planificación y la Junta de Calidad Ambiental) se encuentran ante el Tribunal de Apelaciones.
Cabe mencionar brevemente por aquí que los estudios sobre la flora y fauna realizados por el proponente privado del proyecto son una burla a cualquiera que haya visitado la isla, pues éstos documentan únicamente la presencia de nueve especies vertebrados en un área aproximada de 100 cuerdas: el Pelícano Pardo (Pelecanus occidentalis), el Turpial (Icterus icterus), la Tijereta o Rabijunco (Fregata magnificens), el Lagartijo Común (Anolis cristatellus), el Lagartijo Manchado (Anolis stratulus), el Lagartijo Jardinero (Anolis pulchellus), la Siguana Común (Ameiva exsul), el Coquí Común (Eleutherodactylus coqui) y el Sapo Común (Bufo marinus). El haber documentado solamente 3 especies de aves para un área de 100 cuerdas es indicativo de por sí de que el estudio es deficiente. Cualquier persona que esté leyendo esto en Puerto Rico – sin importar cuán adentrado se encuentre en el casco urbano de cualquier ciudad – va a tener a su alrededor mucho más de 3 especies de aves y 9 especies de vertebrados en total. Lamentablemente, en Puerto Rico estos estudios ambientales se han convertido en un requisito pro forma sobre el cual las agencias del gobierno no ejercen ninguna supervisión. Detrás de esto, la industria de la llamada «consultoría ambiental» se enriquece certificando estudios que no cumplen ni con los más básicos requisitos metodológicos de las ciencias ambientales y la ecología.
A continuación les incluyo vídeos, enlaces de interés y noticias recientes sobre el proyecto.
Videos:
El siguiente video documenta el impacto que actualmente tienen las escorrentías que provienen del proyecto sobre los cuerpos de agua adyacentes:
Más vídeos y fotos sobre los impactos ambientales del proyecto aquí.
Noticias:
Denuncian amenaza ambiental en Culebra (noticel.com)
Por: Melissa Solórzano García 15/04/2011 10:37 am
Aunque el proyecto es viejo, la amenaza sobre los culebrenses es nueva. Desde el 2003 están luchando contra el mega desarrollo que amenazaría las costas de la isla municipio y que finalmente recibió los permisos que en el pasado habían sido negados.
Según denunciaron dos agrupaciones ambientales y miembros de la comunidad, el proyecto Villa Mi Terruño atenta contra la calidad de vida de los que residen en Culebra porque agravaría los problemas existentes de infraestructura en el agua y la energía eléctrica.
«Es una monstruosidad en su tamaño. Es más grande que el pueblo. El acceso es solamente un puente levadizo antiquísimo que yo no sé como va a mover la gente de un lado para otro. A nosotros se nos llevan el agua a cada rato, la luz tenemos una plantita que nos resuelve cuando se va, pero ¿cómo va a resolvernos cuando va a tener esa monstruosidad aquí? Si ese señor (en referencia al desarrollador Manuel H. Dubón) hubiese decidido hacer una casa a cada cinco cuerdas quizás la gente no se hubiese levantado pero esto es un ataque», denunció Rosarito Morales, quien reside en Culebra desde hace 20 años.
Dubón y su compañía Culebra Resorts Associates pretenden construir el proyecto que consiste en una finca de 100 cuerdas que incluiría 110 unidades de vivienda, dos hoteles de 32 habitaciones cada uno, un campamento de 15 habitaciones, un espacio comercial de 6,000 pies y 150 espacios de estacionamiento.
Mientras los proyectistas disfrazan a Villa Mi Terruño como un complejo sostenible, el licenciado Rafael Espasas, quien representa a la organización Coralations señaló que el desarrollo utilizaría un 25% de la electricidad del municipio. Es decir, 1,350 kva de los 4,000 kva que suple la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). Además, recordó que la vida útil del vertedero de Culebra, según la Autoridad de Desperdicios Sólidos, está a punto de llegar a su fin.
Espasas detalló que tanto el Departamento de Recursos Naturales y Ambiental (DRNA), la Junta de Calidad Ambiental (JCA), la Junta de Planificación (JP) como la Autoridad de Conservación y Desarrollo de Culebra se opusieron en diferentes ocasiones por los problemas de infraestructura.
«Al cambiar la administración, los obstáculos de las agencias desaparecieron. El DRNA envió una carta revocando la anterior y endosó el proyecto, la JP le dio el visto bueno a la consulta de ubicación en diciembre del 2010 y la Junta de Calidad ambiental aprobó la Declaración de Impacto Ambiental Final (DIA-F) en septiembre».
El representante legal de la Asociación Nacional de Derecho Ambiental (ANDA) explicó además que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) multó al desarrollador en el pasado por problemas con las descargas que provocaron los caminos sin permisos en la finca, pues los sedimentos ponían en riesgo las zonas con colonias de corales que están en los litorales costeros donde ubica el proyecto: por el sur la playa Cascajo y el norte Bahía Ensenada.
La comunidad y las organizaciones ambientales han presentado ante el Tribunal de Apelaciones dos recursos para intentar detener el proyecto, tanto por la DIA como por la consulta de ubicación.
viernes, 15 de abril de 2011
Sara M. Justicia Doll / Primera Hora
En Culebra el servicio de transportación es pésimo. El agua escasea. La luz viene y va. La vida no es fácil en la isla municipio, pero el paisaje es tan bello que la presión para desarrollar es mucha.
Así que, dejando a un lado la necesidad de los culebrenses para que todas las situaciones anteriores sean atendidas, el gobierno de Luis Fortuño dio luz verde y aprobó todos los permisos al proyecto Villa Mi Terruño, que utilizaría el 25 por ciento de la energía de la isla municipio, y mucha de la poca agua que también llega en un cable submarino desde la isla de Vieques. Así lo denunciaron la Asociación Nacional de Derecho Ambiental (ANDA) y la organización ambiental Coralations.
El proyecto del desarrollador Manuel Dubón proyecta la construcción de 110 unidades de vivienda, dos hoteles de 32 habitaciones cada uno, un campamento de 15 habitaciones, seis mil pies cuadrados de área comercial y 150 espacios de estacionamiento. En septiembre de 2010, la Junta de Calidad Ambiental aprobó la Declaración de Impacto Ambiental Final (DIA-F) y, en diciembre de ese año, la Junta de Planificación aprobó la consulta de ubicación.
Las organizaciones y los culebrenses en oposición al proyecto agotaron los medios administrativos y no lograron absolutamente nada.
El abogado Rafael Espasas, representante legal de Coralations, informó que hace dos semanas presentaron un recurso en el Tribunal de Apelaciones para que se revoque la aprobación de la DIA-F y la consulta.
No sólo el proyecto no es compatible con la planificación especial que rige el desarrollo en Culebra, sino que ya, antes de construido, representa daños a los corales de la playa Cascajo y Ensenada Honda, que se supone que sean protegidos por las agencias gubernamentales.
El experto Edwin Irizarry informó que ya han muerto corales o están severamente lastimados por causa de sedimentos que bajan de la montaña donde va el proyecto. La falta de control de erosión y sedimentación en los caminos que ha abierto el proyectista han tenido un impacto negativo.
El fino balance que se necesita para coexistir con el delicado ecosistema culebrense de especies protegidas y en peligro de extinción podría estar en juego una vez más, según alegan ambientalistas de la Isla municipio.
Resulta que un viejo proyecto bautizado como Villa Mi Terruño, se cierne como una nueva amenaza de la maltrecha calidad de vida de los habitantes de Culebra, según denunciaron ayer, en rueda de prensa, un par de grupos ambientalistas.
El megaproyecto está propuesto desde el 2003 por el desarrollador Manuel H. Dubón y Culebra Resorts Associates II en una finca de 104 cuerdas. El proyecto incluiría 110 unidades de vivienda, dos hoteles de 32 habitaciones cada uno, un campamento de 15 habitaciones más, un centro comercial de 6,000 pies cuadrados y 150 espacios de estacionamiento, todo con control de acceso.
Según denunciaron Mary Ann Lucking, de la organización CORALations, y Rafael Espasas, de la Asociación Nacional de Derecho Ambiental, la Junta de Calidad Ambiental (JCA), la Junta de Planificación (JP), el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) y la Autoridad de Conservación y Desarrollo de Culebra (ACDEC) se opusieron al proyecto por distintas razones, principalmente porque la infraestructura de Culebra no soporta un proyecto de tal magnitud.
“Pero al cambiar la administración, los obstáculos desaparecieron”, dijo Espasas. “El DRNA envió una carta revocando la anterior y endosó el proyecto, la JP le dio el visto bueno a la consulta de ubicación en diciembre y la JCA aprobó la Declaración de Impacto Ambiental en septiembre”, añadió.
Esos dos permisos son impugnados por varios grupos ambientales a nivel del Tribunal de Apelaciones.
El proyecto tiene dos costas: bahía de Ensenada al norte y playa Cascajo al sur. La EPA multó al desarrollador por abrir 9 kilómetros de caminos y no controlar la erosión, lo que depositó sedimentos en el agua y dañó zonas de corales.
Corredor ecológico
Por su parte, Rafael Toro, representante legal de la compañía desarrolladora, dijo que el proyecto se transformó en el 2009 para designar 70 de las 104 cuerdas como un corredor ecológico a perpetuidad y para hacerlo un desarrollo sostenible que utilice energía solar, eólica y procese las aguas recogidas de los techos de las villas.
Explicó que se redujo el número de viviendas de 134 a 111 y se integró el corredor con la aprobación de agencias como el DRNA y US Fish and Wildlife.
“Este es un proyecto de buena planificación, no de mala construcción como hemos visto por décadas en Culebra”, dijo Toro.
“Aquí se ven dos tipos: los urbanos de Dewey, improvisados, y en las afueras, donde hay una casa en terrenos de 25 cuerdas, minirranchos”, añadió.
Dijo que el desarrollo será por etapas, que podría extenderse por 15 años. Añadió que los opositores no brindan información completa y utilizan el ambiente como mecanismo para ellos apoderarse de Culebra.
“Es un grupo compuesto mayormente por americanos, que quieren que Culebra sea de ellos y de más nadie”, finalizó Toro.
Reclamo ambiental
Acapararía más del 30% de la capacidad actual de la AEE.
Utilizaría el agua de la AAA y descargaría aguas usadas a su sistema sanitario.
Llevaría más basura al vertedero.
Hay costas con colonias de corales que ya han sufrido daños por los sedimentos arrastrados por las escorrentías. La EPA los multó.
Llevo ya algún tiempo – días que se convirtieron en semanas, semanas que se convirtieron en meses – pensando cómo sería este espacio y qué escribiría en él. Hoy, he decidido dejar de complicarme y empezar. Después de todo, de nada sirve el teorizar si no se pretende actuar, o más aún, si no se actúa. Espero que esta sea la primera de varias reflexiones que giren en torno al mundo natural puertorriqueño: su flora, su fauna, sus ecosistemas, sus espacios verdes, sus bosques secos, húmedos, urbanos y montanos. Biodiversidad es diversidad biológica, es lo vivo que ocurre en un lugar particular. Puerto Rico es esta isla de «100 por 35» millas que emergió del océano y se encuentra en el Caribe Insular. Es la menor de las Antillas y la más al este. En este espacio nos ocuparemos de la diversidad biológica y no biológica -no viva en el sentido estricto- puertorriqueña. Ahí donde nace el verde de nuestros paisajes, el sonido de nuestras noches y tantas otras cosas…
La foto anterior fue tomada en la Isla Caja de Muertos, una pequeña isla 4.8 millas náuticas al sur de la costa ponceña que forma parte de la reserva natural que lleva el mismo nombre. Tuve la oportunidad de visitarla en noviembre de 2008 por la invitación que me hicieran Ana V. Longo y Alberto L. López, dos amigos que comparten la misma pasión por la naturaleza que me motiva a escribir estas líneas. A continuación muestro algunas fotos de mi visita a la isla así como información obtenida en la página electrónica del Departamento de Recursos Naturales, agencia que tiene a cargo el manejo de la reserva.
El nombre de esta isla se adjudica al hecho de que desde algunos puntos del área sur su forma se asemeja a la de un cuerpo acostado sobre el agua.
Otrora refugio de Ramón Emeterio Betances y Segundo Ruíz Belvis, escondite de piratas, antiguo hogar de nativos caribeños y cimiento de un faro que tiene ya más de dos siglos, Caja de Muertos es además un lugar con gran valor natural. Esta reserva cuenta con diversos ecosistemas: playas de arena, costas rocosas, manglares, bosques secos, cuevas y arrecifes de coral. Es además hábitat para elementos importantes de la flora y la fauna puertorriqueña, dentro de los cuales se encuentran especies endémicas y en peligro de extinción.
El día de nuestra visita hubo varios episodios de lluvias fuertes y el cielo permaneció nublado, un panorama extraño en una isla dominada por el tiempo seco la mayor parte del año.
Luego de compartir en el área de gacebos y de escondernos de la lluvia que caía sin dar indicios de detenerse, nos enfrascamos en una caminata de unos 20-25 minutos a través de una vereda que, entre cactos y vegetación espinosa, conduce al faro.
En esta caminata – además de especies de flora que en su mayoría no conozco – tuvimos la oportunidad de observar componentes de la fauna que también se encuentran en la isla grande como el Zorzal Pardo y la Tórtola (Cardosantera), así como lagartijos e invertebrados. En la isla también pudimos observar aves asociadas a las costas y aguas oceánicas, como el Pelícano Pardo, el Rabijunco y la Boba Parda. Hay otras especies que según el DRNA están presentes en en la isla pero que no tuvimos la oportunidad de observar durante nuestra visita, como por ejemplo la Siguana Común, la Siguana de Rabo Azul y la Culebra Corredora, así como tortugas marinas y otras especies de aves. El único grupo de vertebrados presente en la isla grande que no está representado en Caja de Muertos son los anfibios, que por la salinidad del aire y el clima xerofítico han sido incapaces de colonizarla. A pesar de toda esta diversidad de vertebrados, son los invertebrados, y especialmente las mariposas, el elemento de la fauna más característico y abundante de la isla.
Las riquezas naturales que esconde esta isla conservan su integridad por la protección que le ha brindado el del gobierno de Puerto Rico. En la misma no se permiten más de de 300-325 personas a la vez, sólo está permitido caminar por las veredas, hay un límite al número de botes que pueden anclarse en sus aguas y, como en el resto de la isla, se penaliza el arrojar basura.
La preservación de este valiosísimo recurso natural comprendido por la Reserva Natural Isla Caja de Muertos es responsabilidad de todos los puertorriqueños. Esa responsabilidad que quizá no es otra cosa que el velar qué hacer, o qué no hacer, para conservarla. El primer paso para conservarla es, por otro lado, conocerla. Caja de Muertos está llena de vida. Sus playas de arenas blancas, bosques y todas las riquezas que estos esconden están esperando. Visítala.